13 sept 2013

Tampoco habrá querella en España. Todos ganan menos la democracia en Cuba.

Mientras el respetuoso exilio cubano en España calla y mira para otro lado porque ya "el torpe y procastrista Zapatero" no está en la Moncloa, la tiranía amordaza al nuevo gobierno de España y se quita de paso la presión europea. Ya no hay invitaciones a disidentes a la fiesta nacional del 12 de octubre en La Habana, ni posiciones incómodas en las cumbres iberoamericanas, y como si fuera poco, el gobierno español manifiesta hacer “interpretación flexible de la posición común” y reconoce como impecable el juicio contra Carromero.

Todos ganan menos la democracia en Cuba mientras la tiranía castrista mantenga su represión de bajo perfil. Una paliza por aquí, cortas detenciones para amedrentar por allá, brigadas parapoliciales escondidas bajo el ropaje de pueblo indignado que hacen el trabajo sucio públicamente, disidentes que mueren en ¿accidentes de tráfico? o huelgas de hambre, o alguna que otra cosa rara.

Ganan muchos disidentes, blogueros y artistas con permisos de salidas al exterior. Gana la iglesia católica cubana con una avalancha repentina de devoluciones de sus propiedades confiscadas. Ganan tranquilidad los próximos funerales del dictador Fidel Castro. Gana un acomodado retiro el General de Ejército Raúl Castro, familiares y amigos. Gana el gobierno de España que logra el retorno de Carromero y las supervivencias de sus empresas en Cuba. Ganan los que callan porque les mantienen las subvenciones y las invitaciones no incómodas. Ganan los que se rinden por aburrimiento ante una dictadura tan larga, en fin, todos ganan menos la democracia y los derechos humanos en Cuba.

Creo que urge una generación altruista que no busque su gloria en este mundo, y que, en el ejemplo de Orlando Zapata,  esté dispuesta al sacrificio personal, a la calumnia y la marginación. ¡Cuba Democracia YA!

Qué fácil es callar a los que buscan su gloria en este mundo.

Primero callaron a los prudentes, yo no dije nada porque yo no era prudente.
Luego anularon a los subvencionados y a los de la misma ideología, y yo no dije nada porque yo no era de esa ideología ni tenía subvención.
Luego vinieron por los que se conformaban con una palmadita en la espalda, y yo no dije nada porque yo no recibía palmaditas en la espalda.
Luego se metieron con los no confiables, y tampoco dije nada.
Y cuando finalmente vinieron por mí, no quedaba nadie para protestar.

Rigoberto Carceller Ibarra.
Presidente honorífico de Cuba Democracia ¡Ya!

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