Mientras el respetuoso
exilio cubano en España calla y mira para otro lado porque ya "el torpe y
procastrista Zapatero" no está en la Moncloa, la tiranía amordaza al nuevo
gobierno de España y se quita de paso la presión europea. Ya no hay
invitaciones a disidentes a la fiesta nacional del 12 de octubre en La Habana,
ni posiciones incómodas en las cumbres iberoamericanas, y como si fuera poco,
el gobierno español manifiesta hacer “interpretación flexible de la posición
común” y reconoce como impecable el juicio contra Carromero.
Todos ganan menos la
democracia en Cuba mientras la tiranía castrista mantenga su represión de bajo
perfil. Una paliza por aquí, cortas detenciones para amedrentar por allá,
brigadas parapoliciales escondidas bajo el ropaje de pueblo indignado que hacen
el trabajo sucio públicamente, disidentes que mueren en ¿accidentes de tráfico?
o huelgas de hambre, o alguna que otra cosa rara.
Ganan muchos disidentes,
blogueros y artistas con permisos de salidas al exterior. Gana la iglesia católica
cubana con una avalancha repentina de devoluciones de sus propiedades
confiscadas. Ganan tranquilidad los próximos funerales del dictador Fidel
Castro. Gana un acomodado retiro el General de Ejército Raúl Castro, familiares
y amigos. Gana el gobierno de España que logra el retorno de
Carromero y las supervivencias de sus empresas en Cuba. Ganan los que
callan porque les mantienen las subvenciones y las invitaciones no
incómodas. Ganan los que se rinden por aburrimiento ante una
dictadura tan larga, en fin, todos ganan menos la democracia y los
derechos humanos en Cuba.
Creo que urge una
generación altruista que no busque su gloria en este mundo, y que, en el
ejemplo de Orlando Zapata, esté
dispuesta al sacrificio personal, a la calumnia y la marginación. ¡Cuba
Democracia YA!
Qué fácil es callar a los
que buscan su gloria en este mundo.
Primero callaron a los
prudentes, yo no dije nada porque yo no era prudente.
Luego anularon a los
subvencionados y a los de la misma ideología, y yo no dije nada porque yo no
era de esa ideología ni tenía subvención.
Luego vinieron por los
que se conformaban con una palmadita en la espalda, y yo no dije nada porque yo
no recibía palmaditas en la espalda.
Luego se metieron con los
no confiables, y tampoco dije nada.
Y cuando finalmente
vinieron por mí, no quedaba nadie para protestar.
Rigoberto Carceller
Ibarra.
Presidente honorífico de
Cuba Democracia ¡Ya!
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